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sábado, 4 de junio de 2011

El reto de Frank Arnesen

En la ciudad de Londres, el dinero se convirtió en un arma todopoderosa. Con la llegada de Abramovich al Chelsea, los clubes londinenses quedaron relegados para dejar paso al Chelsea, un equipo dormido que a base de dinero ha ido construyendo una historia más gloriosa. ¿El mayor perjudicado? Un Arsenal que ha estado viviendo de las rentas de antiguas figuras conmemorativas del club como lo fueran Thierry Henry, Dennis Bergkamp, Patrick Vieira o Robert Pires. La llegada del magnate ruso aportó grandes cifras económicas a Frank Arnesen, director deportivo del Chelsea - llegado en 2005 de la mano de José Mourinho-, para que pudiese fichar grandes jugadores. No solo fue eso; el danés optó por potenciar una cantera basada en futuras promesas, surtiéndola de numerosos jugadores extranjeros.


Sin embargo, harto de las pretensiones económicas y de que sus jugadores escogidos, como Salomon Kalou o Obi Mikel, no disfrutasen de los minutos que él esperaba, optó por comunicar al club su decisión de no continuar ligado con la entidad. Ya asentado en Hamburgo, el talentoso ojeador danés, está montando un proyecto para el Hamburgo potencie la juventud y opte a ser competitivo en el futuro. Para ello, está tanteando un segmento del mercado que bien conoce: la cantera del Chelsea. Las tres últimas incorporaciones (Jacopo Sala, Mancienne y Bruma) son fruto de su trabajo en las categorías inferiores del Chelsea.


Con la metodología empleada, todo apunta a pensar a que Arnesen está enviando un mensaje claro a los altos cargos del Chelsea: "Aprovechad vuestra cantera". Pero no solo eso, sino que parece estar retando a un pulso a distancia a ver la posibilidad de que, quizás, con una mayor participación de dichos jugadores, los resultados del Chelsea podrían incrementarse, después de ver como los 'Blues' pierden fuelle temporada tras temporada por las altas exigencias del fútbol y su progresivo crecimiento en la edad de los jugadores.


Jacopo Sala, de origen italiano, tiene 19 años de edad. Su posición natural es centrocampista de corte ofensivo, incluso puede actuar en algún caso de extremo de las bandas. En 2007, Arnesen le sigue la pista y le incorpora a los 'Blues' desde la Atalanta. No llegó a debutar en ninguna ocasión con el primer equipo. Tras la confianza depositada en él, Arnesen vuelve a ofrecerle otra y firma un contrato de 3 años con el Hamburgo para demostrar el fútbol que no le dejaron en Stamford Bridge.


Michael Mancienne no es un “producto Arnesen”, pero podríamos incluirlo dentro de la formación Arnesen. De origen inglés y con ascendencia seychela por parte paterna, Mancienne es natural de las categorías inferiores del Chelsea. Es un central que puede desempeñar las labores de mediocentro defensivo. Desde principios de 2006, Mancienne formó parte de las convocatorias del Chelsea, pero en ningún momento formó parte del once inicial. Tras varias cesiones y consagrarse como jugador joven del año para el Queen Park Rangers, hizo su debut con el Chelsea en 2009 contra el Wigan Athletic, saliendo de inicio.  Su cesión al Wolves en 2008 le hizo crecer hasta tal punto de que Fabio Capello decidiese incluirle en la selección nacional, a pesar de que no debutase. Con un total de más de 100 partidos en 4 años y medio, Mancienne pone rumbo al Hamburgo para formar parte del proyecto de Arnesen durante cuatro años.


Los fichajes de Mancienne y Sala pueden unirse a la última petición de Arnesen: Jeffrey Bruma. Tras negársele los traspasos de Josh McEachran (de 18 años y considerado como el nuevo "Xavi), Obi Mikel o Salomon Kalou, el danés tiene interés en reforzar la zaga con el holandés pero las conversaciones para su negociación no están terminando de de funcionar. Llegó al Chelsea en 2007, después de su paso de dos años por el Feyenoord. Del gusto de Arnesen, nunca llegó a cuajar en Chelsea. Ni siquiere en Leicester City, donde ha disputado poco más de 10 partidos.


El objetivo de Arnesen es claro. Bajo su currículum se encuentra el descubrimiento de jugadores como Ronaldo, Robben o Stam, que siendo muy jóvenes, les dio confianza para jugar y demostrar el talento que llevaban dentro. No falló. En su nueva aventura, Arnesen busca el mismo objetivo. Demostrar al Chelsea el error de no confiar en su propia cantera y dar el paso regeneracional que tanto necesita el equipo.

Lo que sí está claro es que se trata de un proyecto valiente y que requiere tiempo. Las inversiones son arriesgadas, y como todo producto, hay que dejarlo macerar para su progresión. Como se diría en el mundo empresarial ante los emprendedores, si le sale bien la jugada, tuvo suerte. Si en cambio fracasa en su intento, será tildado como vidente cegato. ¿Héroe? ¿Villano? Frank Arnesen está, probablemente, ante el reto de su vida: dar a entender al mundo del fútbol una concepción de confianza en los jóvenes valores en un contexto histórico donde la crisis y la mediaticidad reinan en un deporte que va perdiendo su esencia día tras día.

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