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lunes, 21 de marzo de 2011

Bin Hammam, ¿la sentencia final de Joseph Blatter?

La carrera de las candidaturas a la presidencia de la FIFA ha dado su pistoletazo de salida, y ya son públicos los primeros nombres que quieren optar al cargo que ocupa el actual presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Grant Wahl, reputado periodista estadounidense de Sports Illustrated, fue el primero en comenzar una carrera hacia la presidencia usando las redes sociales como twitter para contar con el apoyo de la población para derrocar a Joseph Blatter. Incluso ha realizado ya varias campañas de promoción donde el apoyo de los ciudadanos anónimos forma parte importante de su candidatura. Pero esta no es la noticia. Lo que realmente llama la atención es la figura de Mohamed Bin Hammam, que representa el actual cargo de presidente de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) desde 1996.  Nacido en Catar en mayo de 1942, ha salido a la palestra de los medios de comunicación en las últimas semanas por querer derrocar la figura de Blatter en la FIFA. El 18 de marzo, Bin Hammam confirmó que disputará el próximo 1 de junio la presidencia de la FIFA. El alegato que hacia el catarí para optar al puesto era la “mala gestión” que viene desarrollando Blatter durante los últimos años. Reconoce que no ha sido una decisión fácil de tomar, pero que "después de mucho estudio y consideración, y armado por mi amor por el fútbol, he decidido presentarme a las elecciones presidenciales de la FIFA", anunció el presidente de la AFC durante un acto oficial de presentación de su candidatura en Kuala Lumpur, Malasia.

Amante de la poesía y la lectura, Bin Hammam reconoció que ahora es el momento idóneo para que la FIFA tenga una nueva cara representativa alrededor de todo el mundo, ya que “los ciclos acaban tarde o temprano” y acusó al dirigente suizo de que “treinta y cinco años en una organización es mucho tiempo”, comparando su propuesta de limitar a 8 años la presidencia en el caso de que él salga elegido. Tras hacerse oficial su candidatura, se abre un debate interno, una lucha encarnizada entre los partidarios y detractores del actual presidente de la FIFA. Más que una elección para el puesto de presidente de la FIFA, nos podemos aventurar a pronosticar que se trata de sopesar el populismo que genera Joseph Blatter dentro del mundo del fútbol. No es solo eso, sino que también el suizo entra en materia de examen, donde se cuestionará su progreso y evolución durante los trece años que ha estado encargado de los máximos estamentos del fútbol mundial.
La propuesta no sería descabellada si no tuviésemos en cuenta una serie de factores que nos lleva a pensar en lo sorprendente de la decisión del catarí. El mandato de Blatter no ha sido un camino de rosas, sino más bien de un paso a nivel estrecho y tortuoso donde se ha encontrado con infinitud de bombas dirigidas hacia su persona.  Las infinitudes de escándalos que giran alrededor del nombre de Blatter es imposible de apaciguar y es difícil de desviar los rumores sobre el presunto amaño de votos para que Catar saliera ganadora para la organización del Mundial de 2022. Los nombres de Bin Hamman y Blatter van de la mano, de una relación donde ambas personas se han mostrado como pilares el uno del otro. Bin Hammam actuó como salvador del suizo durante las elecciones a la FIFA de 1998, donde el catarí le apoyó contra Johansson. Tal acto de devoción se ve reflejado cuando la esposa de Bin Hammam le llamó de forma desesperada para informarle de que su hijo – de 22 años- se debatía entra la vida y la muerte tras sufrir un grave accidente. Ni corto ni perezoso, el catarí pidió disculpas a su mujer y alegó su ausencia afirmando que “mi hijo no me necesita, ya que lo único que precisa es la bendición de dios y la ayuda de los médicos, pero en cambio, quien ahora sí que me necesita es el señor Blatter”. Este acto de fe sirvió para que ambos dirigentes tejiesen una alianza sólida, donde Hammam fue recompensado al convertirse en uno de los 24 miembros del Comité Ejecutivo de FIFA- donde actualmente milita como  presidente de la Confederación Asiática de Fútbol- además de formar parte de la Comisión de Finanzas. Fue el principal responsable de que Catar obtuviera la organización del Mundial en 2022, y es el aval de confianza que presenta para con su persona. No obstante, Joseph Blatter no ha manifestado nunca su interés en abandonar su cargo, aunque hay rumores que apuntan a una posible jubilación en 2015, lo que traería consigo la subida al poder de Michel Platini, actual presidente de la UEFA.

Después de plantear todos los precedentes previos a su propuesta, la gran masa nos debemos preguntar: ¿Qué puede ocurrir con su candidatura? A Joseph Blatter, hablando coloquialmente, le ha salido un grano, un asunto turbio del que tendrá que lidiar si quiere conservar su actual puesto de trabajo. La relación entre ambos ha comenzado su progresivo  deterioro. Los mentideros de los altos estamentos afirman que la propuesta no ha sentado bien al presidente de la FIFA, el cual dicen que se siente traicionado y engañado después de haber otorgado un voto de confianza al catarí. El ex presidente del Al Rayyan, también multimillonario con negocios en materia de gas y petróleo en una constructora líder de los países árabes – Kemco Group- ha proseguido con sus diferencias con el suizo y ha arremetido abiertamente contra él por querer cambiar las fechas del Mundial para que no se juegue en verano por las altas temperaturas en el Golfo Pérsico. Bin Hamman dijo que eso lo deben decidir todas las partes, no sólo el presidente de la FIFA, que quiere trasladar junto al presidente de la UEFA la disputa del Mundial de 2022 a invierno – aunque se especula con la posibilidad de aplazarlo para el mes de septiembre – cortando el devenir de los campeonatos domésticos.
¿Y si ganara Bin Hammam? Blatter lleva tiempo trabajando para que eso no se produzca, pero falta por averiguar si todos aquellos países que han prometido su apoyo se mantendrán. Las críticas a Bin Hammam han tardado el mismo tiempo en aparecer que la amenaza que representa el catarí para Blatter. A Peter Velappan, ex alto funcionario de la Confederación Asiática de Fútbol, no  se le han caído los anillos para criticar a su antiguo jefe, advirtiendo que en caso de que Bin Hammam se proclamase con el poder, “la FIFA estaría condenada”. Velappan fue secretario general de la AFC durante un período de tiempo comprendido entre 1978 y 2007, además de ser un aliado visible de las decisiones de Joseph Blatter.  Peter Velappan terminó su discurso asegurando que la excusa del catarí acerca de “traer sangre nueva es la broma del siglo” y comparó su dirección en la AFC como la de “un gobierno autócrata”.

Si nos remontamos a hechos pasados, la mirada la dejamos posar sobre el último recuerdo que tenemos, a la última persona que se atrevió en plantar cara a Joseph Blatter. Se trataba del coreano Chung Moon-Jung, que preguntó sin tapujos durante un evento ante el público cuál era el sueldo que cobraba el presidente de la FIFA. Ante tal ofensa – considerada por Blatter – Chung Moon-Jung fue sustituido por el príncipe Alí Bin Al-Hussein, mientras que el coreano, propietario de Hyundai, perdía las elecciones por 5 votos – 25 para Blatter por los 20 que obtuvo Moon-Jung – de diferencia.

Muchos dudan de la fiabilidad que pueda ofrecer Bin Hammam, y de sus posibilidades acerca de ganarle la batalla mano a mano a Blatter. Fuentes de la UEFA aseguran que la misión se antoja imposible ya que “no cuenta con el apoyo de los países árabes”, mientras que el presidente de la AFC confía en el poder asiático. “Dentro de  veinte años Asia liderará al fútbol mundial. Tenemos 3700 millones de personas. Sólo atrayendo a los asiáticos se tiene a buena parte de la población mundial”, aseguró durante una intervención en 2009.
La historia es caprichosa. Una relación de amistad y basada en la alianza y confianza puesta en peligro por la codicia y la aspiración por coronarse con el cetro del poder. Cada uno con diferentes propuestas en pos de mejorar el mundo del fútbol. Pero como cuasi siempre, lo que menos importa es lo estrictamente deportivo, primando por encima los intereses económicos. ¿Habemus nuevo presidente?