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miércoles, 6 de octubre de 2010

El dinero no da la felicidad

El proyecto del propietario árabe del Manchester City empieza a dar sus frutos. La aventura emprendida por el jeque en 2008 para la construcción de su equipo lo iba a convertir en un "supercampeón". Prometió que, en un plazo de 2-3 años, el City sería conocido en todo el mundo por tener sus vitrinas repletas de títulos. Para ello, el Presidente sacó a pasear la billetera para traer a los jugadores más selectos de Inglaterra, y de fuera de las islas. Quizás había un detalle que podría impedir todo este "sueño": Mark Hughes.

El técnico no cumplía las exigencias de "galáctico" sugeridas por Mansour, y su destitución era la crónica de una muerte anunciada. Tras varios pinchazos en casa, y dos victorias en 11 partidos, Hughes fue destituido tras vencer al Sunderland por 4-3. La directiva buscaba un entrenador con un perfil más "espectacular", y el elegido para tal misión fue Roberto Mancini.

El técnico italiano trajo nuevos aires al City of Manchester. La ilusión se respiraba en las gradas, y su paso por los banquillos del Inter de Milán colmaban las esperanzas de una afición con grandes expectativas. Pero la metodología de Mancini discrepa mucho con los hábitos de trabajo de los 'Sky Blues'.

Nada más llegar, tuvo un duro enfrentamiento con Craig Bellamy, al que no le gustó que destituyeran a su compatriota Hughes. Tevez también se sumó a estas críticas, y manifestó que "los entrenamientos son tan duros que cuando llega el día del partido estoy agotado". El juego desplegado por los nuevos millonarios no era el esperado, pero el entrenador tenía el crédito suficiente para seguir sentado y planificar una nueva temporada.

Comenzada la segunda temporada, Mancini creó un equipo a su medida, capaz de aspirar a la Champions League. Adebayor, Roque Santa Cruz, Gareth Barry o Given eran algunos nombres que recalaban en la disciplina del técnico italiano. Su resultado no fue el esperado, y tuvieron que conformarse con la Europa League.

La temporada 2010-2011 apuntaba a ser la punta de lanza para el propietario árabe. El técnico italiano cuenta con un gran elenco de jugadores, en el que incluso podría alinear dos equipos plagados de futbolistas internacionales. Pero no es oro todo lo que reluce. El juego del equipo es muy ramplón, basado en la espera para salir  y matar al contraataque. Tan solo las genialidades de Adam Johnson y Milner, sumado a la elegancia de Silva o al carácter del "Apache" Tevez permiten que los partidos del City puedan ser vistos.

El equipo abusa de racanería. Un trivote formado por De Jong-Gareth Barry-Yayá Touré aporta una gran solidez al conjunto, pero le priva de espectacularidad en el ataque. Tan solo las individualidades permiten a este equipo sorprender, y no siempre los jugadores tienen buenos días.

A todo esto se le ha sumado lo más complicado. Y es que el dinero no da la felicidad. El mayor reto para Mancini este año no era hacer funcionar al equipo, sino controlar a un vestuario plagado de estrellas. Antes de comenzar la Premier, se topó con dos grandes inconvenientes: Given y Adebayor. La gran temporada de Joe Hart en Birmingham le ha dado la titularidad de los 'Citizens', algo que al portero irlandés no le ha sentado bien. Con 34 años, aún se ve con oportunidades de jugar a un gran nivel, y no quiere pasarse sus últimos años de carrera sentado en un banquillo. Intentó su salida antes del cierre del mercado, e incluso se habló de que podría recalar en el Arsenal, para ocupar el lugar de Almunia, meta discutido por la afición 'Gunner'. Pero el traspaso no se efectuó, y Given se sienta dominicalmente esperando un hueco en el once titular.

Caso parecido es el de Adebayor. El togolés suma su segunda temporada en el City, y llegó como pieza clave. Su rendimiento fue correcto, pero misteriosamente, Mancini no ve en él un jugador determinante, y le ha dejado claro que puede buscarse una salida. El delantero, entrado en la treintena de años, quiere jugar, y si no hacerlo en Manchester, buscará un nuevo destino.

A todo este inicio turbio, se le ha sumado el fuerte carácter de Tevez, que acostumbrado a no andarse con chiquitas, le espetó, de manera muy directa en el descanso del Newcastle-Manchester que el juego del equipo y el planteamiento era una basura. Este testimonio creó un ambiente no muy hostil, y el entrenador le recriminó su actitud. Cuentan que, los propios jugadores tuvieron que intervenir para que el argentino no le agrediese.


Mancini ha de andarse con cuidado. Los expertos apuntan a que deben aspirar al título, aunque la empresa será muy difícil. Si los resultados no acompañan, y las estrellas del vestuario se rebelan, el técnico italiano puede estar en serios apuros.

PD: Queda que Balotelli se recupere y pueda reincorporarse a la plantilla. ¡Ojito con eso!

1 comentario:

  1. Pufff. demasiados problemas con los que tiene que lidiar Mancini...es lo que suele pasar... demasiadas estrellas juntas acaban estrelladas...

    No sabía lo de Tevez, grandísimo artículo crack !

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