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sábado, 4 de diciembre de 2010

Europa del Este ya tiene su premio gracias al factor económico

Decepción en Zurich. Finalmente la Candidatura Ibérica formada por España y Portugal para ser la sede organizadora del Mundial 2018 no ha tenido el premio que se esperaba. El Comité Ejecutivo de la FIFA designó a Rusia como la candidatura mejor preparada para albergar el Campeonato del Mundo en 2018, dejando en la cuneta propuestas firmes como la de Inglaterra o la de Holanda y Bélgica.
La candidatura de Rusia es, cuanto menos, muy curiosa. Su presentación ante el mundo FIFA fue la de servir de conexión entre Oriente y Occidente, basándose en la ilusión y la esperanza por crecer año tras año, y fundamentada en lo económico. Poderoso caballero es don dinero. Era la tapada, pero los billetes verdes y un proyecto aún por cimentarse le han aupado a la victoria final, convirtiéndose en el primer país de Europa del Este en llevar a cabo un acontecimiento deportivo de tal calibre.


La empresa es difícil, pero no imposible. La red de transportes públicos y las conexiones entre las ciudades rusas son muy pobres y algo desfasadas, y 13 de los 16 estadios propuestos  para albergar los partidos ni siquiera se han empezado a construir. Para ello, y de la mano del Gobierno presidido por Vladimir Putin y la amabilidad donativa de Roman Abramovich, invertirán una cifra alrededor de los 7.500 millones de euros para dar la imagen exacta que requiere la FIFA.

Sin embargo hay algo que huele mal en toda esta historia. La Candidatura Ibérica partía como la favorita, pero según se acercaba “el Día D” Inglaterra se postulaba como la presunta ganadora. El sorteo  se esperaba el jueves a las 16.00 horas, pero Joseph Blatter no pronunció el nombre del ganador hasta las 16.49 horas. Lo extraño reside en que a las 16.22 horas se filtró un rumor muy fiable de que Rusia iba a ser la ganadora. Incluso se dijo que Inglaterra quedo apeada en la primera criba. Dicho y hecho. Tal y como se adelantó, Rusia se alzó contra todo pronóstico, e Inglaterra no pasó de la primera ronda.

Como contrapunto tenemos a España y Portugal, que con una postura basada en “llegar a la fibra”, se ha tenido que conformar con quedarse a las puertas. Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, no escondió su tristeza tras conocer el resultado. “Esperaba convencer a más gente para que nos apoyaran, pero no pudo ser”, confesaba Villar en Radio MARCA. La frustración llega a puntos insospechados. El propio Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, afirmó que “he aprendido a perder”. Y es que España sigue dando tumbos en la organización de grandes eventos deportivos: de corazonadas a descorazonadas. El próximo objetivo está en conocer el país ganador de la organización  de la Eurocopa 2020. ¿Será esta vez la definitiva?

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